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Quiropráctica para embarazadas y niños


La quiropráctica es una técnica que restablece los flujos de información del organismo hacia el cerebro. Esta “incomunicación” es, para la quiropráctica, el origen de toda enfermedad. Conocida por sus buenos resultados con los dolores de espalda, la quiropráctica es igualmente eficaz para resolver otras muchas dolencias físicas y psíquicas. En los niños, es especialmente efectiva.



Quiropráctica para bebés felices.

¿Cómo funciona?




“El cerebro es quien lo organiza todo. Él se comunica con el resto de los órganos, recibe los mensajes y activa el sistema de defensas”, explica nuestro asesor Marcelo Ruiz. El canal de comunicación es la médula, bien protegida por las vértebras que la rodean. Imaginemos que una o varias de ellas se encuentran en mal estado e interfieren hasta hacer fallar esa comunicación. ¿Qué sucedería entonces? Que cualquier petición de auxilio fracasaría en su intento de alcanzar el cerebro y, por tanto, tampoco acudirían al lugar los “equipos de rescate” necesarios para reparar el daño. Esta “incomunicación” es, para la quiropráctica, el origen de toda enfermedad. El terapeuta, a través de una serie de manipulaciones, detecta los bloqueos en el flujo de información, los resuelve y procura que las líneas de comunicación se mantengan siempre abiertas. El resultado es una mejoría de la salud a todos los niveles: físico, emocional y mental.


¿Qué resultados se obtienen?


La quiropráctica es un buen complemento de la medicina convencional: cualquier tratamiento es más eficaz si los canales de comunicación están abiertos. El contacto con el médico que trata a un niño aquejado, por ejemplo, de asma, es fundamental para ir ajustando la medicación. “Muchas veces la respuesta es mejor y más rápida y se requieren menos dosis de fármacos para lograr los mismos efectos”, señala Marcelo Ruiz.

Los pequeños responden especialmente bien porque no arrastran, como los adultos, ningún trastorno desde hace años. “Es fácil llegar a ellos, que además se mantienen relajados durante las sesiones”, explica este especialista. Marcelo coloca un pequeño instrumento en la vértebra que está dificultando el flujo de energía y realiza un chequeo de la zona cervical y de la pelvis, las de mayor tensión en los pequeños debido al trabajo del parto. Las sesiones son muy cortas y suelen repetirse una vez al mes.


¿Qué trastornos cura la quiropráctica?


Aunque la mayoría de las personas la relacionan con problemas de espalda, al quiropráctico acuden bebés y niños con otitis,trastornos digestivos, infecciones respiratorias, problemas relacionados con el parto… En la consulta también se tratan problemas de hiperactividad: la quiropráctica mejora la adaptación del cuerpo al estrés y los pequeños son también más capaces de convivir con sus emociones. El objetivo, en todos los casos, es ayudar al cuerpo a funcionar mejor.



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