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Los beneficios del shiatsu para bebés


El 'shiatsu', una técnica milenaria que mantiene que el cuerpo está surcado por 12 meridianos a través de los cuales fluye la energía y que canaliza su flujo a través de suaves presiones, puede aplicarse en bebés y es muy útil tanto para estimularle como para crear un vínculo padres-hijo más sólido y tratar algunos problemas de salud.



Lo extraordinario del método es que esti- mula al niño cuando necesita estimulación.

Las conocidas como “terapias alternativas” o “complementarias”, como la fisioterapia respiratoria, el reiki o la quiropráctica, están cada vez más de moda entre los padres que pretenden tratar a sus hijos con métodos más “naturales”. Sus siglos de experiencia y los testimonios de quienes las han empleado son su mejor aval.


Una de ellas es el shiatsu, una técnica proveniente de Japón que mantiene que el cuerpo humano está surcado por doce canales principales conductores de la energía que conectan distintas partes del mismo, sistemas sensoriales, órganos y emociones y que se basa en la digitopresión. La energía vital, el ki, fluye a través de esos canales y en una persona sana y que se encuentra bien lo hace sin problemas. En cambio, si tiene mucho estrés o está enferma, se estanca. El terapeuta toca con los dedos o las palmas determinados puntos de esos canales, conocidos como meridianos, para lograr equilibrar la energía y conseguir que esta fluya.


En bebés

Como ocurre con los adultos, el objetivo del shiatsu al tratar a niños de menos de 12 meses es encontrar el equilibrio interno: le calma cuando necesita relajación y le estimula si lo necesita. Pero además, y dado que el shiatsu se puede aprender para practicarlo en casa, las caricias suaves proporcionan sensación de protección y fomentan la relación de confianza entre los padres y su bebé.


Es una técnica que también contribuye a aliviar algunos problemas de salud, como las molestias causadas por la dentición, mitiga los dolores de barriga y contrarresta problemas de sueño, además de fomentar el equilibrio y desarrollar el sentido del tacto.


¿Cómo se aplica?

Puede tratarse todo el cuerpo o una zona concreta donde haya una dolencia particular. Una de las manos del terapeuta se queda fija en la zona afectada para dar más seguridad al niño, que estará vestido con un body, y la otra aplica presiones suaves para reconducir la energía.


Una vez aprendas a aplicarlo puedes hacer dos o tres sesiones diarias con tu hijo, aunque conviene no intentarlo si está desganado, tiene fiebre, está cansado, tiene frío o si le han puesto una vacuna –espera al menos dos días–. Además, ten en cuenta que no todos los niños aceptan igual las caricisa y que es posible que tu hijo las rechace.


Para las sesiones no necesitarás más que encontrar un lugar tranquilo de tu casa y estar relajada. Caliéntate las manos para que no rechace el contacto y no uses velas aromáticas ni aceites esenciales.


Su duración variará en función de las necesidades del niño. Lo habitual es practicarlas entre cinco y 10 minutos, pero es posible que el pequeño las rechace antes moviendo los brazos y apartando tus caricias con los pies. En ese caso, para e inténtalo de nuevo más tarde.

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